Erika estuvo en coma 3 semanas, por culpa de una enfermedad congénita y su correspondiente derrame cerebral. Su familia rezó a todos los dioses y vìrgenes posibles, mientras ella se debatía entre la vida y la muerte.
Julio estaba en aquellos momentos arreglando su precioso piso, e imaginándose lo grande que sería su vida a partir de entonces. Disfrutaría de su mujer, los retoños que vinieran, de sus amigos, tenía una vida bastante bien montada dentro de su cabeza. Aunque pensamientos y verdades distan mucho de llevarse bien.
Erika salió del coma por su fuerza, y entonces vino lo peor, la recuperación y hacer frente a convivir con una enfermedad que le vino sin más, y sin esperarlo, con esos miedos, a no saber nada del futuro, a darse cuenta que la vida es breve, y que sin más un día te duermes y no vuelves a disfrutar de lo que tienes. Tuvo que aprender de nuevo todas las cosas que había aprendido los primeros años de su vida. Era una nueva vida. Había nacido de nuevo. Aprendió a leer, hablar, escribir, caminar... esas cosas que aprendemos con pocos años. Pero es que ella ahora es una cría que acaba de cumplir 5 añitos de su nueva vida, o sea, que va muy adelantada para su edad.
Julio pensó demasiado en un futuro esperanzador y todo acabó un mes de Enero. Tenía que volver a empezar todo, a saber quién era, a convivir sólo, a conocer a nueva gente, a saber salir,a disfrutar la noche, a reencontrarse con el alcohol, a devolver a sus padres el tiempo perdido. Una rehabilitación sin enfermedad aparente.
Erika sonrió a la vida.
Julio le hizo una mueca de aprobación a la vida.
Erika se convirtió de la noche a la mañana en un Sol, un Sol intenso, lleno de luz, vida, esperanza, cordialidad, amor, gratitud....
Julio desde la otra punta del mar, notó esa luz, todas esas cosas que irradiaba ese Sol, y de tan fíjamente que lo miró y de los sentimientos que ese Sol provocó en él, se convirtió de un color más brillante, se volvió amarillo.
Y tenía tanta gratitud hacia ese astro que pensó, prefiero ser amarillo para ese Sol, que un príncipe azul para nadie.
Salió todas las mañanas a tomar ese Sol, con la esperanza de que algun día su amarillo de piel, consiguiera fusionarse con la brillantez de su Sol.